dimarts, 31 de març del 2015

Carta en un barco de papel

Quiero reconciliarme con mi pasado más remoto. No sé si alguno de los protagonistas leerá las palabras que hoy lanzo a este mar dentro de un barquito de papel. Ahí van, arrastradas por el viento del sur… con la esperanza de que lleguen a su destino…
Querido Xavier: Ya se me olvidó que tu condición de payaso de la clase te obligaba a usarme como sparring de tus chistes predecibles y faltos de ingenio. Acabaste dándote cuenta de que cuando cesa el ruido de las risas sólo queda el dolor de las burlas, y eso no se borra tan fácilmente. Reconozco tu agilidad verbal (que no mental) para improvisar pareados con mi nombre y para tirarme bolas de papel a traición. Yo te pagué con el más absoluto de los desprecios: mi huelga de silencios y brazos caídos, como una Gandhi de diez años. Mi protesta pacífica acabó por doblegar tu carencia del sentido del respeto. Y al final acabaste por convertirte en uno de mis incondicionales. En el fondo siempre me provocaste pena. Te veía desvalido, tras ese odio en el que te refugiabas y entendí desde el principio que tu mejor defensa era un ataque indiscriminado contra cualquier ser que te pareciese mínimamente indefenso.
Querido Miguel: Gracias por ser el niño con el que desperté al Amor (platónico, por supuesto, porque sólo existió en mi cabeza) a los diez años. Eras el más guapo de la clase y todas las niñas te bailaban el agua, excepto yo que, no por falta de ganas sino por timidez, apenas te hablaba. Al principio sé que no reparabas en mí. Yo pertenecía al grupo de las tres niñas decorativas, ignoradas hasta el día en que tocaba hacer ejercicios y necesitaban a alguien que chivara las respuestas. Sé que aprendiste a respetarme aquel día que intentaste estropear mi dibujo de la bailarina ¿lo recuerdas? Lo marcaste pintando varias rayas con un rotulador verde, para dejarme en ridículo delante de los demás. Yo, lejos de enfadarme, aunque por dentro sentía una enorme rabia contenida, me puse manos a la obra para convertir aquellas rayas estridentes en los tallos de un ramo de rosas. Sé que a partir de ese día, que creíste que yo había hecho magia, empezaste a respetarme. 
Querido Guasch: Gracias por sonreír con mis dibujos, por comportarte como todo un caballero y por entender mi humor cuando te contaba cosas al oído. Porque esa era nuestra forma de hablar, casi susurrando. Ambos hablábamos muy bajito. Éramos los más tímidos de la clase, sin lugar a dudas. Nos pusieron en el mismo pupitre para que yo te enseñara a estudiar. Nunca llegaste a sacar tu soñado cinco, pero te quedaste muy cerca, con el cuatro setenta y cinco, que te hizo ganar en autoestima. Recuerdo tu voz tenue, tu pelo rubio ralo y tu piel extremadamente pálida, que denotaban tu delicada salud. Ese año repetias curso por primera vez. Sé que después de aquel verano ingresaste en el hospital y te perdí la pista. Nunca volví a verte. Me llegaron rumores, pero no quise creer nada. Me Hubiera gustado encontrarme contigo algún día para preguntarte si fuiste tú el que me dio el único voto que obtuve en aquel concurso de belleza que improvisó la señorita Maite, la profesora. Concurso que ganaron por supuesto Esther, con sus graciosas pecas y sus enormes ojos azules y Miguel, mi amor eterno (cuando la eternidad se reducía a lo que dura un curso). Nunca te lo dije, pero gracias a ti, aquel curso fue mucho más ameno. Siempre estaré en deuda contigo.



La felicidad

Una casa enorme y carísima, con jardín y piscina, tres sirvientas, dos meses de vacaciones todos los veranos, viajes a Europa, América y Estados Unidos. Ropa nueva todos los meses, la mejor, la más cara. El ultimo movil, el último MP4. El ultimo televisor LCD, el más grande, uno en cada habitación.
Deporte en el mejor club, campeonatos internacionales, finales en Londres, en Oakland. Los mejores colegios, el mejor baile de fin de semana, los amigos, las mejores familias. Una moto antes de los 16, el coche antes de los 18, el jet sky desde que aprendí a caminar.
Fiestas todos los Sábados, con el mejor catering, el DJ exclusivo, en el quincho para 200 personas. Los mejores chicos, los más guapos, los más top, los mejor vestidos, los más bronceados.
Pero nada de todo eso me hizo feliz. Fui feliz por primera vez en mi vida el día en que el me dijo “te quiero morena”. Nunca nadie me quiso así. Te juro que cambio todo, todo ahora por un “te quiero” de el otra vez. Yo soy una mala chica, ¿entiendes?, una mala persona, lo trato mal, no dudaría en engañarlo, y así todo el me quiere. ¿Cuánto vale un amor así? Mi vida vale, vale mi vida. Yo te juro que si le llega a pasar algo a el me muero.
Algunos se pasan la vida buscando la felicidad, cuando no la encuentra se desesperan o se resignan a ser infelices toda la vida. El problema es que la gente no entiende que la felicidad no existe en un lugar y hay que ir a buscarla, porque la felicidad siempre está… está en una charla, en un amigo, en una mirada, en una sonrisa. La felicidad es algo tan simple que a veces no nos damos cuenta que está, y ese es el problema, ese fue mi error.
Pan de chicharrón en el club de golf mientras el idiota se indignaba, su voz impostada como una maquina haciendo un chiste, sus chorizos en grasa, mis ampollas caminando junto a el bajo un sol que partía la tierra, su anillo de oro curándome el orzuelo, su rinconcito de luz, su “mala gente”, sus gritos, su mal gusto para vestirse, su olor a campo, sus tortas fritas, su sonrisa… eso era la felicidad para mí, y justo ahora lo puedo ver.




diumenge, 29 de març del 2015

¿Mas mentirosos en mi ciudad?

....Siento que voy a perder el tiempo escribiendo esto....
Aquest és el Compromís de Josep Ayuso amb Espronceda i Campoamor.....como indígena de este lugar solo diré que me da VERGÜENZA leer el programa. Tengo un vecino al cual le han salido cataratas de leerlo. Es más, me haría pena presentarme a unas elecciones con un programa como el que plantean!
Tal vez me las doy de creído o me paso demasiadas horas en la universidad, pero yo a sus señorías no los he visto ni en las calles, ni en las colas de comida solidaria, ni en los eventos participativos que montamos, ni tampoco preguntar a la gente de a pie como es su día día y que necesidades tienen.
Tal vez el mercado de Campoamor, que viejo y fofo lo está, no funciona porqué TAL VEZ hay que apretarse el cinturón y comprar en centros más económicos. Será que necesitamos un mercado nuevo, para que entren nuevos colores que decoren la alegría de estos rincones, para ser un poco más felices y milagrosamente mejorará la economía local. Aquí en la periferia solo los vemos cuando vienen, con los brazos abiertos, para enseñarnos sus nuevas pancartas y enviarnos sus cartas de amor con esencia de almendra en el momento de las elecciones.
Apoyo las renovables por encima de muchas cosas, pero en la situación actual,
donde lo que se necesitan son ayudas sociales creo que mejorar el "Parc Central, como centro de energía sostenibles, no es lo prioritario para su programa. Pintar el panfleto de color verde y quizás os empapáis de algo de progre-alternativo.
Creo que ustedes no se han paseado mucho en los lugares donde reparten comida cada semana. No sé si sabrán que las colas cada vez más largas...Ustedes no sufren por trabajar en negro con una familia o otros asuntos que pagar. Me atrevería hasta cuestionarme de si se cortan ustedes mismos las uñas.
Sí que puedo decir que la eficiencia policial es todo un éxito. Gracias de verdad. Están por todos lados. Tal vez lo merecemos porqué necesitamos más seguridad.
Sinceramente, se han olvidado, en su caso, de que es ser socialista. Para mi vuestro rojo ya no se distingue del azul. Ven el mundo desde la misma perspectiva, detrás de los espejos de las ventanas de donde viven, de donde trabajan, de cuando viajan a sus lujosos meetings. Viven dentro de una burbuja que les aleja de la realidad social. Es más socialista mi vecina de la calle, que reparte cestas de comida en navidad a sus vecinos más necesitados, que ustedes.
Y lo que me apena más de todo, es que les seguiremos votando, para que mantengan su puestos privilegiados, como representantes del pueblo y así mantener su ego alto como socialistas que trabajan para servir a la ciudadanía.
Por cierto, gracias por renovar los contenedores de todas las calles previo a las elecciones. Me da una sensación de cuidado extremo. Tan extremo que hasta siento en el alma la variedad de tonalidades de cada uno de ellos.
Gracias por el IKEA y reventar el comercio local.
Gracias por el gaseoducto mientras que a la vez queréis apostar por las renovables reventando parte de lo que queda de Bosc de Can Déu.
El metro, LA HÓSTIA y el “Passeig” me ha dejado sin habla después de tantos años.
Ya es solo por quejarme.
El programa del PP no merece ni atención y a los convergents, por mi como si se suben un avión y se van por allí a esparcir su solidaridad...
Se tiene que cambiar de sistema, no de partidos. El futuro está en aceptar un modelo de crecentista que apoye el desarrollo de la persona, que apueste por la economía local. No me las vengáis de crecimiento sostenible llenando el río de fábricas otra vez!!


dimecres, 4 de març del 2015

Y esa noche me follaste, en vez de hacerme el amor...

Te abracé, como si abrazase mi última gota de esperanza. Fuerte. Te estreché entre mis brazos mientras tú te estremecías y hacías que se erizase mi piel mientras respirabas cerca de mi oreja.
"Te he echado de menos, amor." Fueron tus primeras palabras al verme.
Y el "te quiero" que escupieron mis labios nos pilló desprevenidos.
Te apartaste, me mirabas. Esos ojos marrones que tanto habían llorado se clavaron en los míos. En mis ojeras y mis pupilas rotas.
Cinco centímetros. Cinco, o incluso menos.
Es lo que separaba nuestros labios.
Tú y tu olor a perfume caro. Yo y mi olor a vodka barato.
Tú tan. Y yo tan.
Ai!
Olvidaste mis ojos y te concentraste en mis labios, esos que tanto (te) habían sangrado.
Y entonces huíste, dejaste ver que me necesitabas. Que me necesitas. Que tus labios nunca dejaron de pensar(me), de extrañar cada centímetro del cuerpo que tantas veces dibujaste con tus dedos.
Y tus ruinas volvieron, para romper esas barreras -que en realidad nunca te importaron- junto con mis latidos y mi ropa interior.

¿Llorar y reir?

No me decidía entre llorar o reír; entonces hice ambas.
Y los minutos fueron avanzando hasta quedarme apaciguada.
Ya no sabía lo que era la realidad, y me costaba entender la distancia.
¡Qué concepto tan absurdo!
La lejanía entre dos objetos, el intervalo de tiempo que transcurre entre dos sucesos.
El espacio físico entre tú y yo: incalculable.El tiempo desde la última vez que acaricié tus ojos: eterno.
Y entonces callé,
porque entendí aquello que en realidad nunca quise saber.
Comprendi.

Abrigo largo, para tapar esos errores

Ponte los tacones más altos que encuentres. Si, venga, que se vean bien esos fracasos.
Que se distinga cada lágrima, cada roto y descosido en tu alma, cada llanto.
Ponte minifalda, que se vean bien tus largas piernas, esas por las que tantos hombres viajaron y se perdieron. Donde tantos otros hicieron auto-stop y los que dejaste, se bajaron en las curvas más peligrosas.
Habla de tu (no) vida con ese tono de voz tan sexy del que tantos se deleitaron oyendo tus (falsos) gemidos.
Míralos a todos, deslúmbrales con esos ojos rojos, invéntate excusas para tus ojeras marcadas, tus pupilas rotas y la vida que se esconde tras ellos.
Venga sigue. Sonríe.
Ensancha esos labios que tantos probaron, esa droga que a tantos enganchó.
Y miente al mundo haciendo creer que es verdadera.
y diles que estás bien, que todo te va de maravilla, y miente. Miéntete.
Que cada minuto que pasa (no) sientes esos puñales entre tus costillas.

Y me sabe a poco

Duele. Araña. Muerde. Golpea, una y otra vez. Hace daño al alma. Ataca al corazón. Remueve el pasado, entran en combate los recuerdos. Cada trago a esta botella como escudo. Cada cigarro como escondite. Cada sonrisa como camuflaje. Cada latido como una bomba. Cada palabra como un disparo. Cada mirada como humo. Cada roce como herida. Cada pensamiento como el alcohol que escuece. Cada lágrima como lluvia que sacia la sequía. Cada sonrisa tuya, como un tanque que entra en juego. Cada negación, como un ejército cada vez más pequeño. Pero cada frase de esperanza, es para mí, como una batalla ganada.

Lo que deseo para ti.

Deseo que descubras la serenidad y tranquilidad en un mundo imposible de entender.
Que el dolor que has vivido y los problemas que has experimentado, te den el poder de caminar por la vida enfrentando cada situación con optimismo y valor.
No olvides que habrá personas cuyo amor y comprensión siempre estarán contigo, aún cuando te sientas solo...
Que descubras suficiente bondad en otros para creer en un mundo de paz...
Que una palabra generosa, un abrazo y una sonrisa sean tuyos todos los días de tu vida.
Y que puedas dar estos regalos tanto como recibirlos.
Recuerda el sol aún en medio de la tormenta.
Enseña amor a aquellos que odian, y deja que ese amor te fortalezca...
Recuerda que aquellas personas cuyas vidas has tocado y aquellas otras que han dejado su huella en ti, siempre ocuparán un lugar especial en tu corazón.
No importa si el encuentro fue corto y no lo que tú esperabas o deseabas...
No te preocupes demasiado por lo material.
Valoriza más la bondad y generosidad que habitan en tu corazón...
Que encuentres tiempo cada día para apreciar la belleza  y el amor que te rodean.
Date cuenta que como seres humanos tenemos muchas cosas en común pero en el fondo todos somos diferentes.
Aprecia y respeta las diferencias...
Lo que sientes que careces en el presente puede ser tu fortaleza en el futuro...
Que veas un futuro lleno de posibilidades...
Que encuentres suficiente fortaleza en tu interior para determinar por ti mismo tu valor, y no dependas de la opinión de otros para reconocer tus habilidades... Que siempre te sientas amado!

Buena-mala suerte...



Cuenta la historia, hace ya varios años, que en una comarca de algún lugar, vivía un granjero. Este se dedicaba a la siembra, ayudado por un viejo caballo. Un día el animal se fugó hacia una pradera.
Al poco tiempo, llegaron hasta la granja todos los vecinos, haciéndole saber que se condolían por lo sucedido, "qué mala suerte" dijeron, a lo que el granjero respondió: "¿mala suerte, buena suerte?."
Dos semanas más tarde el caballo regresó acompañado de una tropilla de cuadrúpedos salvajes. Nuevamente se acercaron los vecinos y exclamaron: "¡qué buena suerte!", a lo que el granjero respondió: "¿Buena suerte, mala suerte?. Luego de unos días, el granjero le pide a su hijo que subiera a uno de esos caballos y que lo domara. El caballo era bravo, y no fue una tarea facil, tal es así que el joven acabó revolcado sobre la tierra y con una pierna rota.
Nuevamente todos se acercaron para expresarle al granjero sus compasiones: "¡qué mala suerte!", rápidamente sobrevino la respuesta: "¿Mala suerte, buena suerte?". Pasados tres días, llegaron al pueblo reclutadores para la milicia, buscando jóvenes que sirvieran a la patria para la guerra que se estaba por librar.
Como era de esperar visitaron la granja en busca del joven, pero al ver en las condiciones en que se encontraba su pierna luego del suceso con el caballo desistieron de reclutarlo, ya que no les serviría para sus propósitos. Los vecinos jubilados se acercaron a la granja y expresaron ante el granjero: "qué buena suerte", la respuesta de éste fue: ¿"buena suerte, mala suerte?".
Moraleja: ¿qué es la suerte? Lo que a veces aparenta ser una desventura puede ser en realidad un suceso bienaventurado.

Parece que este no es mi mejor tiempo...

A veces parece que la vida nos jugará en contra, todo nos sale mal, si hay un modo difícil y complicado en las cosas podrían salir, pues ese es el modo en que nos sucede. Si hay 15 posibilidades de que una cosa resulte insatisfactoria, yo he descubierto la número 16.
No hay modo de que veas lo positivo, porque no hay dónde mirar nada positivo en lo que te viene sucediendo. Tus reservas de buen humor y mirada positiva parecen estar agotándose. ¿Y entonces?
Y entonces… Quizás lo primero es poder correrte de esa creencia de que la mala suerte se ha instalado en tu vida. Como mínimo por dos cosas:
Porque la buena suerte o la mala suerte no son espacios de dominio tuyo, por lo tanto si tu futuro o tu presente, dependen de algo del afuera (lo que sea que esto sea) entonces las posibilidades de que tu vida mejore son pocas y te pueden ser esquivas.
Porque (con mucha facilidad) a veces decimos que lo que nos sucede es mala suerte o buena suerte. Enjuiciamos rápidamente sin recordar que muchas veces aquellos que hemos juzgado de desafortunado, terminó siendo un cambio muy bueno del que (con el tiempo) debimos estar agradecidos.
Por otro lado, ubicarte en el espacio de ser la victima de la mala suerte, te deja imposibilitado de poder modificar las cosas.
A veces escucho a algunas personas comentar que hace años viven en una situación totalmente indeseable y me pregunto ¿Qué puede hacer que la gente prefiera contar historias a tener resultados? ¿Por qué alguien puede preferir que le pasen la mano por la cabeza diciendo "pobre de ti" a lograr el respeto de ellos mismos y de los otros? ¿Qué puede hacerles que elijan otras cosas en cambio de hacer todo lo que está a su alcance para lograr ubicarse en este mundo en el lugar que les corresponde?
¿Qué tan gratificantes pueden ser los dividiendos de la queja para elegir quejarme en lugar de despertarme y darme cuenta que yo soy la única que tengo el poder para encontrar mi propia felicidad, que esa es mi responsabilidad y de nadie más? ¿Qué los demás no pueden hacer por mí lo que yo no haga?
Si los vientos no soplan a tu favor, es mil veces preferible mirarte como héroe,… desde ese espacio probablemente desplegarás todas tus fuerzas y quizás descubras recursos en ti que no conocías. Cualquier cosa es preferible a que te sientas una víctima impotente de las circunstancias.
No te apresures en emitir juicios en contra. Trabaja en aprender a fluir con las circunstancias, con la certeza interior de que todo siempre es para mejor- De ser posible, emite cada vez menos juicios, y cuando emitas un juicio procura que éste tenga fundamento y que verdaderamente, sea necesario emitirlo.
En lugar de emitir juicios, quizás puedas reflexionar: ¿Hay algo que esta racha de "mala suerte" está queriendo avisarme? ¿Hay algo que estoy necesitando aprender? ¿De qué modo puedo transformar este problema en una oportunidad? ¿Cómo puedo sentirme en paz con esta situación? ¿Qué necesito hacer para eso?