dissabte, 10 d’octubre del 2015

Que pretendes tu de mi.

Una de las cosas más difíciles de las relaciones es saber exactamente que quiere el otro de ti o contigo.
Cuando alguien te trata mal te preguntas por qué ¿Qué quieres de mí? O cuando alguien te trata muy bien ya desconfías ¿Qué quieres en realidad?
Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía ¿De que desconfía el santo? De las intenciones del que da las limosnas.
Nunca se puede estar seguro de que es lo que quiere el otro y esa incertidumbre genera una especie de angustia.
Y como esa duda nos genera angustia empezamos nosotros a dar respuestas y tratar de adivinar que quiere el otro en realidad.
Asumimos y presumimos, damos una respuesta rápida y avanzamos, tal vez nos equivocamos pero ya no tenemos la angustia de no saber que quieren de nosotros.
Angustia mucho no saber que quiere el otro de ti, te inquieta, te perturba. Por eso nos volvemos desconfiados, nos ponemos a la defensiva, asumimos siempre que las intenciones del otro no son buenas.
Nunca podemos saber que quiere el otro o por qué nos quiere, eso es un eterno misterio ¿Por qué siempre caemos en la trampa de dar respuestas apresuradas?
Al guapo siente que lo quieren solo por su guapura, el rico por su riqueza, el poderoso por su poder ¿Por qué pensamos tan mal del otro?
El otro, sus intenciones siempre son una amenaza para nosotros ¿Por qué?
Pero si dejáramos de adivinar y le diéramos la oportunidad al otro de demostrarnos que siente, que quiere y por qué nos quiere tal vez nos sorprenderíamos.
Si soportáramos esa angustia de no saber que quieren de nosotros tal vez algo nuevo podría llegar a nuestra vida.
Si pudiéramos dejarnos atravesar por el deseo del otro, dejar que quieran algo, que nos quieran, dejar que pretendan cosas de nosotros porque eso es existir.
El deseo del otro nos atemoriza, sentimos que quiere arrebatarnos algo muy preciado. ¿Pero no es eso en definitiva lo que deseamos? Que nos quieran por lo que somos, por lo que tenemos, por eso que nos hace únicos.
¿Qué quiere el otro de mí? No sé, me quiere por las razones que sea, me quiere. ¿Tanto cuesta hacerse cargo de eso?
Tocar tu corazón. Tal vez eso es lo que quiere el otro cuando quiere algo de ti.




dimecres, 19 d’agost del 2015

El valor de la palabra

¿Esto es un salvaje? ¿Un salvaje es alguien cruel, peligroso, o alguien que vive en libertad en la naturaleza? ¿Esto que siento es miedo, es curiosidad, es lastima? ¿Quién está adentro y quien está afuera? ¿Qué significa ser salvaje? Vivimos con temor a la palabra "salvaje" ¿Pero qué significa esa palabra? ¿Son malvados sin alma o son almas desamparadas? ¿Los salvajes atacan o se defienden? ¿Dan miedo o tienen miedo? ¿Atacan nuestra libertad o viven en libertad? Salvaje puede ser un asesino, un lobo o un peinado. Hablamos mucho, pero no siempre entendemos el valor de las palabras. Una palabra puede ser más potente que una lluvia de misiles, porque una palabra dicha, o no dicha, gritada o susurrada puede desatar una revolución. Uno no se da cuenta de todo lo que tiene para decir hasta que empieza a decirlo. Las palabras están ahí, atrapadas en tu cabeza, quieren salir, quieren ser dichas, quieren ser gritadas. Cuando alguien me discute mucho le termino dando la razón. Cuando siento miedo me burlo de los cobardes. Cuando estoy furioso con alguien le digo "bah, está todo bien". Para eso sirven las palabras, para ocultar lo que sientes. Uno cree que las palabras dan respuestas, pero dan algo más poderoso: preguntas. Decir algo es muy potente, pero más potente aun es no decirlo. Porque el silencio también tiene palabras, pero son palabras guardadas, elegidas, que esperan pacientes el momento de ser reveladas. A veces solo hace falta abrir la boca para que se desate un huracán. Pero las palabras cuando llegan te despiertan. Las palabras pueden distraer, engañar. Las palabras son pensamientos que se convierten en acción. Actuar es mi palabra favorita, porque no se dice, se hace. Las palabras están ahí, vírgenes, listas para ser usadas. Las palabras provocan, inquietan, movilizan. ¿De quién son las palabras que decimos? ¿A quién pertenecen? ¿A uno, a varios o a todos? ¿De qué sirven las palabras si uno las dice y nadie del otro lado las recibe? ¿Qué valor tiene una palabra si nadie la escucha? Sin palabras no hay silencios. Y sin silencios no hay palabras. Muchas veces no sabemos por que callamos, y muchas más no sabemos por qué hablamos. Estamos en silencio, guardándonos las palabras hasta que algo, alguien nos hace hablar, hay tantas palabras. Y sin embargo muchas veces nos quedamos mudos, sin saber que palabra usar. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero cuando una palabra tiene valor puede contener mil imágenes. Pero no hay que preocuparse, la palabra vale. ¿Acaso hay una expresión que sea más bonita, llena de sentido y amor que un "te doy mi palabra"? Te doy mi palabra es un acto de entrega, de amor, de confianza, es más que una expresión de deseo, es un compromiso de vida, es un acto de fe. Porque cuando todo perdió valor la palabra puede rescatarnos.
Soy la esperanza de siempre,  que resiste a la desolación. Ese es el valor de mi palabra, de mi nombre.
Hay que creer y confiar en el valor de las palabras.



Resiste

Siempre tuve mis pies en la tierra y mis ojos mirando al cielo. Siempre estuve entre dos mundos, viviendo con intensidad mi vida en la tierra y sabiendo que tendría que ocupar mi lugar en el cielo. Hoy lo sé, mi tiempo en la tierra terminó. Hoy lo sé, es tiempo de mirar al cielo. Mi misión no termina, mi misión recién empieza ahora, es ahora cuando mi alma brillará más. Mi alma está lista para su gran misión: Resistir. Mi cuerpo se entrega, y mi alma resiste.
¿Para que resistir? Resistir para encontrarse con uno mismo o simplemente para sobrevivir. Resistir es lo único que nos queda, cuando ya nada nos queda.
Solamente con un amor profundo el dócil presente irradiará luz, enceguecerá todo y cesará su karma, tened fé.
Resiste, resiste. Resistid chicos, resistid. Resiste, resiste. Resiste, resiste. Resistid, resistan. Resistid. Resiste, resistan.
Resiste. Resiste con el corazón, con el alma, con tus ojos, con tus manos, con todo tu cuerpo, resiste con los pies en la tierra y los ojos en el cielo, resiste, resiste.



Te vi

Vivimos viendo sin ver. ¿Por qué nos cuesta tanto ver de verdad? Ver lo que es tan evidente. Somos curiosos, queremos ver, ver todo ¿Pero estamos preparados para ver de verdad lo que hay para ver?
Todo lo que tenemos que ver está ahí, siempre está ahí a la vista, lo importante nunca está oculto, solo se trata de querer verlo.
Cuando queremos podemos ver con los ojos, con la nuca, con el alma, ver hasta lo invisible.
Ver, verte, verme ¿puedes verme, puedo verte? Estoy aqui, estás ahí, si quieres puedes verme, solo tienes que querer. Estás vivo y solo tienes que despertar ¿Puedes? ¿Quieres?



Área de competencia

Aveces vas por la vida creyendo que estás despierto, y de pronto pasa algo inesperado, algo que te sacude, algo que te despierta. ¿Hay algo capaz de despertarnos del sueño más profundo, que es dormir despiertos?. Es paradójico, pero creo que no hay mejor despertador... que un sueño.
Cuando eres pequeño, tienes algo muy claro, tu juguete preferido, es tuyo. Si ves que alguien lo quiere, sin dudarlo dices, es mío. Defiendes con uñas y dientes lo tuyo, tu juguete, tu lugar, tu novio, pero siempre aparece alguien que viene a disputartelo. Puede ser una persona o incluso el recuerdo de otra persona, donde había dos ahora hay tres, y ya estás en una competencia.
La competencia tiene mal mirar, creemos que ser competitivo es un defecto, nunca una virtud, ¿Pero no es cuándo no tenemos competencia cuando dejamos de crecer?.
El problema de la competencia (creo yo) es la falsa creencia de que para que alguien gane, otro tiene que perder, para que alguien exista, otro tiene que desaparecer.
Olvidarte que nada es tuyo y que todo lo puedes perder, te puede dormir... se necesita un buen sueño para despertarse.
Se necesita un buen competidor para mantenerse despiertos, y crecer. Y no hace falta que otro pierda, la verdadera competencia es cuando todos de alguna manera ganan algo, no hay garantía de que el sueño vaya a cumplirse, eso te hace esforzarte para ser mejor, para que elegirse sea de cada día. De lo que sí hay garantía... es que si aspiras a ser mejor, no hay manera de que no lo seas.



La llave de tus recuerdos

Solo llora quien se ahoga en recuerdos leí en un libro, llorar es un defecto, una debilidad. ¿Entonces por qué lloro? ¿En qué recuerdos me estoy ahogando?
Siento que lloro por recuerdos que no recuerdo, como si hubiera un mundo que alguna vez fue mi mundo.
A veces escucho una palabra, o veo una cara y tengo una sensación rara, como si esa cara o esa palabra me llevaran a otro lugar, a otro tiempo.
Es como si en mi alma hubiera un gran muro que encierra otro mundo, otra Judith, otra historia por descubrir, y eso me da miedo. Me da miedo abrir esa compuerta, me da miedo lo que pueda encontrar del otro lado del muro.
Los recuerdos no se pueden matar, ni tampoco esconder, solo se pueden olvidar. ¿Pero cómo olvidarme de algo que ni siquiera recuerdo?
Eso siento, como si me hubiera olvidado de quien soy realmente, como si viviera en una mentira, como si no fuera quien creo que soy.
Uno va feliz por la vida creyendo saber quién es, y de pronto una llave, una simple llave te abre la puerta a un mundo desconocido.
Solo sabiendo quien fuiste puedes saber quién eres. ¿Es posible que uno haya sido alguien distinto sin recordarlo? ¿Es posible ser alguien distinto al que crees que eres?
Los recuerdos son como la historia, la escriben los que ganan ¿Qué recuerdos ganaron en mi historia? ¿Quién escribió mi historia?
Es muy importante saber quién eres. Y yo sé muy bien quien soy, soy Judith Bernal García, una chica feliz.



diumenge, 16 d’agost del 2015

La estantería del amor

Hola, estoy en mi mejor momento, inmejorable. Yo nací en el cuerpo equivocado, esto está a la vista, en la familia equivocada. Yo era una rica en un cuerpo de una pobre, pero ahora, ahora vamos a corregir ese error.
La verdad ni idea de como lo hice, pero esa es otra señal más de que estoy predestinada a brillar. Ah, el primer día de trabajo, la jefa nos regaló un libro que és buenísimo, se llama “La Vida es Un Mercado”, lo escribió el señor Jay.
O sea la mujer esa es enorme, o sea nos da ese libro porque quiere que seamos unos tigres. El libro dice que hay que imaginarse la vida como un gran mercado en el que tu puedes coger lo que quieras de la estantería. ¿Quieres una casa? Vas a la estantería de las propiedades y coges la que quieres.
Pobre es el que quiere porque todo está ahí, en la estantería está todo lo que quieras.
¿Quieres todo? Bueno, cogete un carro bien grande y mete todo lo que quieras, llévate el mercado entero, si para eso está.
Go and get it, ves y consiguelo, así se vive ¿Queres algo? Ves a la 
estantería y cogelo.
Uno sabe que necesita para ser feliz. El ultimo movil, el ultimo ordenador, las zapatillas más caras, cogelo ahora, ya. Si es lo que necesitas para estar feliz, cogelo. ¿Tú sientes que esa persona es la que necesitas para ser feliz? Go and get it.
Infeliz es el que quiere, porque lo que necesitas para ser feliz lo puedes coger ¿Quieres amor? Y bueno, ves a la 
estantería del amor.
Un gran mercado, eso es la vida. Este libro, sí que la tiene clara. Porque es así, tú pides y tienes lo que quieres. Esa estupidez de que el universo te da lo que pides es mentira.
El libro dice que el mundo se divide entre los que satisfacen sus deseos y los que intentan no desear.
El libro dice que los chicos, los orientales basaban su cultura en tratar de no desear como camino para ser feliz. En cambio aqui no funcionamos como esos tontos orientales y todo eso. Aqui cuanto más deseas y más consumes lo que deseas más feliz eres, no?
The world is mine, unos pocos conocen el secreto, el secreto de que puedes tener todo lo que quieres, todo.
Eso de desear algo y no poder conseguirlo, eso es de tontos, de perdedores.
Todo, pero todo lo que deseas lo puedes coger de la 
estantería. No digas que no.
Este libro la tiene tan clara, a ver, escuchen esto: ¿Se te murió el perro? Bueno, los perros no se lloran, se remplazan, ves a la 
estantería de los perros y consiguete otro, ya paso.
¿Quieres un novio, una novia? Ok, ves a la 
estantería de los novios y cogete uno.
Es así, tú haz tu pedido que en el mercado encuentras todo, hasta el amor, no? No? Piensalo...



dissabte, 15 d’agost del 2015

No me sueltes la mano

No sé si lo recuerdo o me lo contaron pero cuando era pequeña mi madre me decía "dame la mano para cruzar la calle", y yo le decía "no, no te la doy, te la presto", porque dar la mano me sonaba a darla, sacármela y darla ¿pero dar una mano no es un poco eso?
Dar una mano a alguien es mucho más que hacer un favor. No es dedicar unos minutos que te sobran o prestar una camiseta que no usas, es dar una parte tuya, es darte tú.Dar la mano es aferrarte y aferrar al otro. Cuando el mundo se vuelve un abismo y todo se cae tus manos no se aferran a algo, se aferran a alguien, alguien que no te deja caer.Cuando tu diste tu mano ya no hay forma de soltarla, ya no es tuya, está unida a la del otro, las dos manos son una.Las manos nos unen, nos suman, cuando damos la mano dejamos de ser yo para ser nosotros.Mi mano ya no es mía, es tuya, o nuestra. Nunca voy a soltarte la mano, pase lo que pase.


Alguien a quien amar.

Entiendo a ella, la entiendo. Entiendo a los malos, a los que hacen cosas horribles, los entiendo. Yo misma fui muy mala mucho tiempo. Yo creo que los malos son gente que simplemente no tuvo otra alternativa.
Yo misma soy una mala que simplemente tuvo la oportunidad de cambiar, y lo aproveché. Entiendo a los malos porque sé que simplemente buscan alguien a quien amar.No me voy porque no me crean. No me voy por la humillación de que la persona que amaba haya metido a otra mujer en nuestra vida, me haya engañado con ella y encima no me crea cuando le digo que me atacó. No me voy porque mis amigos no me tomen enserio y no les importa hacerme daño. Me voy porque necesito encontrar a alguien a quien amar.También nuestro corazón es como un motorcito chiquitito que todo el tiempo busca y busca, busca encontrar a alguien a quien amar. No se cansa nunca, aunque estemos vencidos él siempre busca y busca, porque un corazón necesita amar.A veces nos pasamos cincuenta esquinas, equivocamos el camino y el corazoncito sigue ahí, incansable, diciéndonos "no es por aqui", pero no lo escuchamos. Creemos que lo que el corazón busca es alguien que nos ame, pero no, el corazón no es tan egoísta, él solo busca alguien a quien amar.Pero al final siempre el corazón se hace escuchar ¿Cómo ignorar esos latidos que son señales que nos indican el camino? Y yo, estoy escuchando mi corazón, me dice que lo que busco no está ahí, que no estuvo ni estará ahí. Un corazón necesita alguien que se deje amar porque esa es la busca más simple y más compleja de este viaje, alguien a quien amar.Uno puede estar ciego gran parte del viaje, pero tarde o temprano empieza a ver el camino. Y yo estoy en eso, buscando ese lugar donde al fin esté mi roto para esta descocida.Uno puede estar perdido, pero buscar el camino ya es parte de encontrarlo. Aunque te gane la desesperanza, aunque te gane el dolor, aunque creas que es demasiado tarde, busca en tu corazón, busca en tu alma mal herida. En algún lugar fuera de tu burbuja habrá alguien a quien amar.Busca incansablemente, irremediablemente, porque para eso venimos a esta vida, para encontrar a alguien a quien amar.


dijous, 28 de maig del 2015

Cenicienta

Hubo una vez una joven muy bella que no tenia padres, la criaba su madrastra, que tenia dos hijas. La hijastra era quien hacia los trabajos mas duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre manchados de cenizas, la llamaban Cenicienta.Y mientras Cenicienta fregaba y fregaba, su cruel madrastra y sus malvadas hermanastras, iban a la fiesta del principe. Cenicienta lloro y lloro, sabiendo que su sueño de ser una princesa, nunca se concretaria; lo que no sabia, era que se equivocaba. Y asi fue que con la ayuda de su hada madrina, Cenicienta partio feliz hacia la fiesta, en el palacio las doncellas se peleaban por bailar con el principe, hasta que de pronto, el principe y todos los invitados, quedaron maravillados por la belleza de Cenicienta. Asi fue como Cenicienta, a pesar de sufrir tantas humillaciones, de no entender porque sus hermanastras se habian ensañado asi con ella y a pesar de sentirse muchas veces sola, Cenicienta siempre podia contar con la ayuda de su hada madrina, porque las hadas madrinas siempre ayudan a la gente de buen corazon, y Cenicienta lo es. Por eso pudo perdonar a sus hermanastras, y en lugar de odiarlas les enseño el camino a la felicidad. Un camino al que unicamente se llega si nunca pero nunca abandonamos nuestros sueños

dimarts, 31 de març del 2015

Carta en un barco de papel

Quiero reconciliarme con mi pasado más remoto. No sé si alguno de los protagonistas leerá las palabras que hoy lanzo a este mar dentro de un barquito de papel. Ahí van, arrastradas por el viento del sur… con la esperanza de que lleguen a su destino…
Querido Xavier: Ya se me olvidó que tu condición de payaso de la clase te obligaba a usarme como sparring de tus chistes predecibles y faltos de ingenio. Acabaste dándote cuenta de que cuando cesa el ruido de las risas sólo queda el dolor de las burlas, y eso no se borra tan fácilmente. Reconozco tu agilidad verbal (que no mental) para improvisar pareados con mi nombre y para tirarme bolas de papel a traición. Yo te pagué con el más absoluto de los desprecios: mi huelga de silencios y brazos caídos, como una Gandhi de diez años. Mi protesta pacífica acabó por doblegar tu carencia del sentido del respeto. Y al final acabaste por convertirte en uno de mis incondicionales. En el fondo siempre me provocaste pena. Te veía desvalido, tras ese odio en el que te refugiabas y entendí desde el principio que tu mejor defensa era un ataque indiscriminado contra cualquier ser que te pareciese mínimamente indefenso.
Querido Miguel: Gracias por ser el niño con el que desperté al Amor (platónico, por supuesto, porque sólo existió en mi cabeza) a los diez años. Eras el más guapo de la clase y todas las niñas te bailaban el agua, excepto yo que, no por falta de ganas sino por timidez, apenas te hablaba. Al principio sé que no reparabas en mí. Yo pertenecía al grupo de las tres niñas decorativas, ignoradas hasta el día en que tocaba hacer ejercicios y necesitaban a alguien que chivara las respuestas. Sé que aprendiste a respetarme aquel día que intentaste estropear mi dibujo de la bailarina ¿lo recuerdas? Lo marcaste pintando varias rayas con un rotulador verde, para dejarme en ridículo delante de los demás. Yo, lejos de enfadarme, aunque por dentro sentía una enorme rabia contenida, me puse manos a la obra para convertir aquellas rayas estridentes en los tallos de un ramo de rosas. Sé que a partir de ese día, que creíste que yo había hecho magia, empezaste a respetarme. 
Querido Guasch: Gracias por sonreír con mis dibujos, por comportarte como todo un caballero y por entender mi humor cuando te contaba cosas al oído. Porque esa era nuestra forma de hablar, casi susurrando. Ambos hablábamos muy bajito. Éramos los más tímidos de la clase, sin lugar a dudas. Nos pusieron en el mismo pupitre para que yo te enseñara a estudiar. Nunca llegaste a sacar tu soñado cinco, pero te quedaste muy cerca, con el cuatro setenta y cinco, que te hizo ganar en autoestima. Recuerdo tu voz tenue, tu pelo rubio ralo y tu piel extremadamente pálida, que denotaban tu delicada salud. Ese año repetias curso por primera vez. Sé que después de aquel verano ingresaste en el hospital y te perdí la pista. Nunca volví a verte. Me llegaron rumores, pero no quise creer nada. Me Hubiera gustado encontrarme contigo algún día para preguntarte si fuiste tú el que me dio el único voto que obtuve en aquel concurso de belleza que improvisó la señorita Maite, la profesora. Concurso que ganaron por supuesto Esther, con sus graciosas pecas y sus enormes ojos azules y Miguel, mi amor eterno (cuando la eternidad se reducía a lo que dura un curso). Nunca te lo dije, pero gracias a ti, aquel curso fue mucho más ameno. Siempre estaré en deuda contigo.



La felicidad

Una casa enorme y carísima, con jardín y piscina, tres sirvientas, dos meses de vacaciones todos los veranos, viajes a Europa, América y Estados Unidos. Ropa nueva todos los meses, la mejor, la más cara. El ultimo movil, el último MP4. El ultimo televisor LCD, el más grande, uno en cada habitación.
Deporte en el mejor club, campeonatos internacionales, finales en Londres, en Oakland. Los mejores colegios, el mejor baile de fin de semana, los amigos, las mejores familias. Una moto antes de los 16, el coche antes de los 18, el jet sky desde que aprendí a caminar.
Fiestas todos los Sábados, con el mejor catering, el DJ exclusivo, en el quincho para 200 personas. Los mejores chicos, los más guapos, los más top, los mejor vestidos, los más bronceados.
Pero nada de todo eso me hizo feliz. Fui feliz por primera vez en mi vida el día en que el me dijo “te quiero morena”. Nunca nadie me quiso así. Te juro que cambio todo, todo ahora por un “te quiero” de el otra vez. Yo soy una mala chica, ¿entiendes?, una mala persona, lo trato mal, no dudaría en engañarlo, y así todo el me quiere. ¿Cuánto vale un amor así? Mi vida vale, vale mi vida. Yo te juro que si le llega a pasar algo a el me muero.
Algunos se pasan la vida buscando la felicidad, cuando no la encuentra se desesperan o se resignan a ser infelices toda la vida. El problema es que la gente no entiende que la felicidad no existe en un lugar y hay que ir a buscarla, porque la felicidad siempre está… está en una charla, en un amigo, en una mirada, en una sonrisa. La felicidad es algo tan simple que a veces no nos damos cuenta que está, y ese es el problema, ese fue mi error.
Pan de chicharrón en el club de golf mientras el idiota se indignaba, su voz impostada como una maquina haciendo un chiste, sus chorizos en grasa, mis ampollas caminando junto a el bajo un sol que partía la tierra, su anillo de oro curándome el orzuelo, su rinconcito de luz, su “mala gente”, sus gritos, su mal gusto para vestirse, su olor a campo, sus tortas fritas, su sonrisa… eso era la felicidad para mí, y justo ahora lo puedo ver.




diumenge, 29 de març del 2015

¿Mas mentirosos en mi ciudad?

....Siento que voy a perder el tiempo escribiendo esto....
Aquest és el Compromís de Josep Ayuso amb Espronceda i Campoamor.....como indígena de este lugar solo diré que me da VERGÜENZA leer el programa. Tengo un vecino al cual le han salido cataratas de leerlo. Es más, me haría pena presentarme a unas elecciones con un programa como el que plantean!
Tal vez me las doy de creído o me paso demasiadas horas en la universidad, pero yo a sus señorías no los he visto ni en las calles, ni en las colas de comida solidaria, ni en los eventos participativos que montamos, ni tampoco preguntar a la gente de a pie como es su día día y que necesidades tienen.
Tal vez el mercado de Campoamor, que viejo y fofo lo está, no funciona porqué TAL VEZ hay que apretarse el cinturón y comprar en centros más económicos. Será que necesitamos un mercado nuevo, para que entren nuevos colores que decoren la alegría de estos rincones, para ser un poco más felices y milagrosamente mejorará la economía local. Aquí en la periferia solo los vemos cuando vienen, con los brazos abiertos, para enseñarnos sus nuevas pancartas y enviarnos sus cartas de amor con esencia de almendra en el momento de las elecciones.
Apoyo las renovables por encima de muchas cosas, pero en la situación actual,
donde lo que se necesitan son ayudas sociales creo que mejorar el "Parc Central, como centro de energía sostenibles, no es lo prioritario para su programa. Pintar el panfleto de color verde y quizás os empapáis de algo de progre-alternativo.
Creo que ustedes no se han paseado mucho en los lugares donde reparten comida cada semana. No sé si sabrán que las colas cada vez más largas...Ustedes no sufren por trabajar en negro con una familia o otros asuntos que pagar. Me atrevería hasta cuestionarme de si se cortan ustedes mismos las uñas.
Sí que puedo decir que la eficiencia policial es todo un éxito. Gracias de verdad. Están por todos lados. Tal vez lo merecemos porqué necesitamos más seguridad.
Sinceramente, se han olvidado, en su caso, de que es ser socialista. Para mi vuestro rojo ya no se distingue del azul. Ven el mundo desde la misma perspectiva, detrás de los espejos de las ventanas de donde viven, de donde trabajan, de cuando viajan a sus lujosos meetings. Viven dentro de una burbuja que les aleja de la realidad social. Es más socialista mi vecina de la calle, que reparte cestas de comida en navidad a sus vecinos más necesitados, que ustedes.
Y lo que me apena más de todo, es que les seguiremos votando, para que mantengan su puestos privilegiados, como representantes del pueblo y así mantener su ego alto como socialistas que trabajan para servir a la ciudadanía.
Por cierto, gracias por renovar los contenedores de todas las calles previo a las elecciones. Me da una sensación de cuidado extremo. Tan extremo que hasta siento en el alma la variedad de tonalidades de cada uno de ellos.
Gracias por el IKEA y reventar el comercio local.
Gracias por el gaseoducto mientras que a la vez queréis apostar por las renovables reventando parte de lo que queda de Bosc de Can Déu.
El metro, LA HÓSTIA y el “Passeig” me ha dejado sin habla después de tantos años.
Ya es solo por quejarme.
El programa del PP no merece ni atención y a los convergents, por mi como si se suben un avión y se van por allí a esparcir su solidaridad...
Se tiene que cambiar de sistema, no de partidos. El futuro está en aceptar un modelo de crecentista que apoye el desarrollo de la persona, que apueste por la economía local. No me las vengáis de crecimiento sostenible llenando el río de fábricas otra vez!!


dimecres, 4 de març del 2015

Y esa noche me follaste, en vez de hacerme el amor...

Te abracé, como si abrazase mi última gota de esperanza. Fuerte. Te estreché entre mis brazos mientras tú te estremecías y hacías que se erizase mi piel mientras respirabas cerca de mi oreja.
"Te he echado de menos, amor." Fueron tus primeras palabras al verme.
Y el "te quiero" que escupieron mis labios nos pilló desprevenidos.
Te apartaste, me mirabas. Esos ojos marrones que tanto habían llorado se clavaron en los míos. En mis ojeras y mis pupilas rotas.
Cinco centímetros. Cinco, o incluso menos.
Es lo que separaba nuestros labios.
Tú y tu olor a perfume caro. Yo y mi olor a vodka barato.
Tú tan. Y yo tan.
Ai!
Olvidaste mis ojos y te concentraste en mis labios, esos que tanto (te) habían sangrado.
Y entonces huíste, dejaste ver que me necesitabas. Que me necesitas. Que tus labios nunca dejaron de pensar(me), de extrañar cada centímetro del cuerpo que tantas veces dibujaste con tus dedos.
Y tus ruinas volvieron, para romper esas barreras -que en realidad nunca te importaron- junto con mis latidos y mi ropa interior.

¿Llorar y reir?

No me decidía entre llorar o reír; entonces hice ambas.
Y los minutos fueron avanzando hasta quedarme apaciguada.
Ya no sabía lo que era la realidad, y me costaba entender la distancia.
¡Qué concepto tan absurdo!
La lejanía entre dos objetos, el intervalo de tiempo que transcurre entre dos sucesos.
El espacio físico entre tú y yo: incalculable.El tiempo desde la última vez que acaricié tus ojos: eterno.
Y entonces callé,
porque entendí aquello que en realidad nunca quise saber.
Comprendi.

Abrigo largo, para tapar esos errores

Ponte los tacones más altos que encuentres. Si, venga, que se vean bien esos fracasos.
Que se distinga cada lágrima, cada roto y descosido en tu alma, cada llanto.
Ponte minifalda, que se vean bien tus largas piernas, esas por las que tantos hombres viajaron y se perdieron. Donde tantos otros hicieron auto-stop y los que dejaste, se bajaron en las curvas más peligrosas.
Habla de tu (no) vida con ese tono de voz tan sexy del que tantos se deleitaron oyendo tus (falsos) gemidos.
Míralos a todos, deslúmbrales con esos ojos rojos, invéntate excusas para tus ojeras marcadas, tus pupilas rotas y la vida que se esconde tras ellos.
Venga sigue. Sonríe.
Ensancha esos labios que tantos probaron, esa droga que a tantos enganchó.
Y miente al mundo haciendo creer que es verdadera.
y diles que estás bien, que todo te va de maravilla, y miente. Miéntete.
Que cada minuto que pasa (no) sientes esos puñales entre tus costillas.

Y me sabe a poco

Duele. Araña. Muerde. Golpea, una y otra vez. Hace daño al alma. Ataca al corazón. Remueve el pasado, entran en combate los recuerdos. Cada trago a esta botella como escudo. Cada cigarro como escondite. Cada sonrisa como camuflaje. Cada latido como una bomba. Cada palabra como un disparo. Cada mirada como humo. Cada roce como herida. Cada pensamiento como el alcohol que escuece. Cada lágrima como lluvia que sacia la sequía. Cada sonrisa tuya, como un tanque que entra en juego. Cada negación, como un ejército cada vez más pequeño. Pero cada frase de esperanza, es para mí, como una batalla ganada.

Lo que deseo para ti.

Deseo que descubras la serenidad y tranquilidad en un mundo imposible de entender.
Que el dolor que has vivido y los problemas que has experimentado, te den el poder de caminar por la vida enfrentando cada situación con optimismo y valor.
No olvides que habrá personas cuyo amor y comprensión siempre estarán contigo, aún cuando te sientas solo...
Que descubras suficiente bondad en otros para creer en un mundo de paz...
Que una palabra generosa, un abrazo y una sonrisa sean tuyos todos los días de tu vida.
Y que puedas dar estos regalos tanto como recibirlos.
Recuerda el sol aún en medio de la tormenta.
Enseña amor a aquellos que odian, y deja que ese amor te fortalezca...
Recuerda que aquellas personas cuyas vidas has tocado y aquellas otras que han dejado su huella en ti, siempre ocuparán un lugar especial en tu corazón.
No importa si el encuentro fue corto y no lo que tú esperabas o deseabas...
No te preocupes demasiado por lo material.
Valoriza más la bondad y generosidad que habitan en tu corazón...
Que encuentres tiempo cada día para apreciar la belleza  y el amor que te rodean.
Date cuenta que como seres humanos tenemos muchas cosas en común pero en el fondo todos somos diferentes.
Aprecia y respeta las diferencias...
Lo que sientes que careces en el presente puede ser tu fortaleza en el futuro...
Que veas un futuro lleno de posibilidades...
Que encuentres suficiente fortaleza en tu interior para determinar por ti mismo tu valor, y no dependas de la opinión de otros para reconocer tus habilidades... Que siempre te sientas amado!

Buena-mala suerte...



Cuenta la historia, hace ya varios años, que en una comarca de algún lugar, vivía un granjero. Este se dedicaba a la siembra, ayudado por un viejo caballo. Un día el animal se fugó hacia una pradera.
Al poco tiempo, llegaron hasta la granja todos los vecinos, haciéndole saber que se condolían por lo sucedido, "qué mala suerte" dijeron, a lo que el granjero respondió: "¿mala suerte, buena suerte?."
Dos semanas más tarde el caballo regresó acompañado de una tropilla de cuadrúpedos salvajes. Nuevamente se acercaron los vecinos y exclamaron: "¡qué buena suerte!", a lo que el granjero respondió: "¿Buena suerte, mala suerte?. Luego de unos días, el granjero le pide a su hijo que subiera a uno de esos caballos y que lo domara. El caballo era bravo, y no fue una tarea facil, tal es así que el joven acabó revolcado sobre la tierra y con una pierna rota.
Nuevamente todos se acercaron para expresarle al granjero sus compasiones: "¡qué mala suerte!", rápidamente sobrevino la respuesta: "¿Mala suerte, buena suerte?". Pasados tres días, llegaron al pueblo reclutadores para la milicia, buscando jóvenes que sirvieran a la patria para la guerra que se estaba por librar.
Como era de esperar visitaron la granja en busca del joven, pero al ver en las condiciones en que se encontraba su pierna luego del suceso con el caballo desistieron de reclutarlo, ya que no les serviría para sus propósitos. Los vecinos jubilados se acercaron a la granja y expresaron ante el granjero: "qué buena suerte", la respuesta de éste fue: ¿"buena suerte, mala suerte?".
Moraleja: ¿qué es la suerte? Lo que a veces aparenta ser una desventura puede ser en realidad un suceso bienaventurado.

Parece que este no es mi mejor tiempo...

A veces parece que la vida nos jugará en contra, todo nos sale mal, si hay un modo difícil y complicado en las cosas podrían salir, pues ese es el modo en que nos sucede. Si hay 15 posibilidades de que una cosa resulte insatisfactoria, yo he descubierto la número 16.
No hay modo de que veas lo positivo, porque no hay dónde mirar nada positivo en lo que te viene sucediendo. Tus reservas de buen humor y mirada positiva parecen estar agotándose. ¿Y entonces?
Y entonces… Quizás lo primero es poder correrte de esa creencia de que la mala suerte se ha instalado en tu vida. Como mínimo por dos cosas:
Porque la buena suerte o la mala suerte no son espacios de dominio tuyo, por lo tanto si tu futuro o tu presente, dependen de algo del afuera (lo que sea que esto sea) entonces las posibilidades de que tu vida mejore son pocas y te pueden ser esquivas.
Porque (con mucha facilidad) a veces decimos que lo que nos sucede es mala suerte o buena suerte. Enjuiciamos rápidamente sin recordar que muchas veces aquellos que hemos juzgado de desafortunado, terminó siendo un cambio muy bueno del que (con el tiempo) debimos estar agradecidos.
Por otro lado, ubicarte en el espacio de ser la victima de la mala suerte, te deja imposibilitado de poder modificar las cosas.
A veces escucho a algunas personas comentar que hace años viven en una situación totalmente indeseable y me pregunto ¿Qué puede hacer que la gente prefiera contar historias a tener resultados? ¿Por qué alguien puede preferir que le pasen la mano por la cabeza diciendo "pobre de ti" a lograr el respeto de ellos mismos y de los otros? ¿Qué puede hacerles que elijan otras cosas en cambio de hacer todo lo que está a su alcance para lograr ubicarse en este mundo en el lugar que les corresponde?
¿Qué tan gratificantes pueden ser los dividiendos de la queja para elegir quejarme en lugar de despertarme y darme cuenta que yo soy la única que tengo el poder para encontrar mi propia felicidad, que esa es mi responsabilidad y de nadie más? ¿Qué los demás no pueden hacer por mí lo que yo no haga?
Si los vientos no soplan a tu favor, es mil veces preferible mirarte como héroe,… desde ese espacio probablemente desplegarás todas tus fuerzas y quizás descubras recursos en ti que no conocías. Cualquier cosa es preferible a que te sientas una víctima impotente de las circunstancias.
No te apresures en emitir juicios en contra. Trabaja en aprender a fluir con las circunstancias, con la certeza interior de que todo siempre es para mejor- De ser posible, emite cada vez menos juicios, y cuando emitas un juicio procura que éste tenga fundamento y que verdaderamente, sea necesario emitirlo.
En lugar de emitir juicios, quizás puedas reflexionar: ¿Hay algo que esta racha de "mala suerte" está queriendo avisarme? ¿Hay algo que estoy necesitando aprender? ¿De qué modo puedo transformar este problema en una oportunidad? ¿Cómo puedo sentirme en paz con esta situación? ¿Qué necesito hacer para eso?